“Infamia: (Del lat. infamĭa). 1. f. Descrédito, deshonra. 2. f. Maldad, vileza en cualquier línea.”
Hace tiempo que tenía intención de escribir una entrada a propósito de los intereses económicos que se mueven alrededor de la música. Por un lado haciendo hincapié en la falta de visión de las empresas discográficas para adaptar su negocio a los nuevos tiempos. Por el otro denunciando una vez más el afán predatorio de las entidades de gestión de los derechos de autor cuyo máximo exponente es la SGAE.
Pero los acontecimientos acaecidos hoy* hacen que todo esto pase a un segundo plano. Un tercer actor al que se le supone neutral y defensor del bien común ha entrado en escena: el Gobierno de España.
Hoy han coincidido en el tiempo una manifestación de apoyo a la defensa de los derechos de autor y la noticia de que es posible el corte de la conexión a Internet en el nuevo anteproyecto de Ley de Economía Sostenible presentado por el gobierno el pasado viernes. ¿Casualidad? No lo creo.
Defiendo sin lugar a dudas el derecho de todo el mundo a cobrar por el trabajo que realiza. Pero lo que no estoy dispuesto a aceptar es que los músicos se comparen conmigo o con cualquier trabajador de este país. Y no lo puedo permitir porque no tenemos los mismos derechos.
Los autores y creadores de contenido están amparados por la ley de propiedad intelectual que les concede derechos sobre sus obras durante toda su vida y 70 años después de su muerte. Puedo entender que tengan el derecho de explotación en exclusividad sobre su obra mientras estén en vida pero ¿después de muertos?
Esto ha creado una élite social (los creadores y sus descendientes) que defienden un modelo de negocio basado en la explotación de derechos y no en el trabajo. Situación que ha provocado que hoy la red española estalle: esta élite ha conseguido que sus derechos de autor se antepongan a los derechos fundamentales que tenemos como personas. Y los artistas, que se autoproclaman demócratas, claman con fuerza a favor de la medida para que se coarten las libertades civiles y proteger así su derecho de pernada. Una vez más los beneficios de una minoría valen más que los derechos de la mayoría.
Y la segunda parte de esta opereta malsonante es la jugada de nuestro gobierno. Con nocturnidad y alevosía, a escondidas, han intentado la ministra de cultura y el presidente del gobierno pasar una ley que no es más ni menos que una ley de censura encubierta bajo la excusa de “la salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual.”
Conclusión
En esta nueva ley que se quiere sacar adelante saldremos perjudicados los ciudadanos y los autores. Que no se engañen pensando que esta ley les beneficiará o les protegerá, más bien les perjudicará y mucho. Los grandes beneficiados serán las discográficas, las gestoras de derechas y el gobierno.
Porque ahora mismo no podemos hablar de democracia en España. El gobierno de Zapatero está demostrando un espectacular arte a la hora de desmontar ley a ley lo que ha costado tanto conseguir durante tantos años. Poco a poco nos vuelve a retrotraer a una etapa oscura, a una suerte de paraíso con el que cualquier dictadura soñaría, una revuelta y triste pesadilla para la democracia. Es, en resumen, un día infame.
Fin de la entrada.
* El artículo se escribió originalmente el 1 de diciembre.
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Suricat
Ene 21, 2010 @ 12:13:25
Porca miseria…